viernes, 31 de mayo de 2013

Tu recuerdo, ese valiente vinilo que aún sigue girando.
Nos acostamos en distintas camas.
Pero cada noche dormimos juntos.

jueves, 30 de mayo de 2013

No me importa que digan que lo nuestro no tiene ni pies ni cabeza.
Porque lo que sí tiene es corazón.


miércoles, 29 de mayo de 2013

A veces decir "te echo de menos" es exageradamente poco.
Pero es que 'poco', contigo, puede llegar a ser un auténtico infinito.

martes, 28 de mayo de 2013

Si se te escapa de las manos
que sea porque se te va al corazón..

lunes, 27 de mayo de 2013

Yo, por preferir,
te echaba de todo,
excepto de menos.

sábado, 25 de mayo de 2013

Mi puzle


Al único chico
que lleva un libro de Bukowski
en la guantera del coche,
por ser pieza clave.



La vida es al fin y al cabo como un gran puzle, un completo rompecabezas que dirían algunos, y no les quito la razón, todo lo contrario. Creo que esta es una de mis teorías vitales, pieza a pieza, con calma y la destreza que nos otorga el día a día; nos construimos.

Al principio – porque todo ha de tener un inicio -, al nacer, es sencillo y fácil, porque son pocas las piezas que debemos encajar, y aunque estamos empezando a descubrirlo todo, tenemos pocas preocupaciones – o menos de las que en un futuro nos aguardan -. De hecho, solemos tener a esas dos personas grandes que andan siempre pululando a nuestro alrededor y que nos ayudan a colocar esas primeras piezas, y qué importantes son para que entonces todo encaje.

Nuestros padres son los que nos ayudan a ir colocando las primeras y quizás las más importantes, porque nos dan las bases para empezar todo el entramado. Todo es normal, tanto por nuestra parte como por la de ellos. Nosotros empezamos ahora, ellos ya están de vuelta de todo.

Nosotros descubrimos nuevas cosas, ellos ya van por la síntesis. Nosotros vemos tan solo el momento presente, ellos ven una vida entera. Nosotros nos creemos capaces de todo, ellos se creen indispensables hasta para la menor cosa. 

Nosotros vemos pasar el tiempo quizás demasiado de prisa, a ellos les cuesta creer que tú no eres el “mocoso” de siempre. Nosotros somos una libertad que se yergue; ellos, una autoridad que se siente algo amenazada. 

Nosotros nos sentimos revolucionarios por naturaleza y quizás por ignorancia; ellos son conservadores por experiencia.

Y lo mejor del caso es que será siempre así. Es una ley de la humanidad. Y lo malo es que los seres humanos tendemos a tener la memoria corta. 

Sin embargo somos nosotros, los que tenemos que hacer nuestra vida, cada cual la suya, rehaciéndonos y reinventándonos a cada paso, a cada momento. Y cada persona, cada situación y cada experiencia son nuevas piezas que ir encajando en nuestro gran puzle.

En muchas ocasiones dudamos de donde colocar la pieza que en ese momento cae en nuestras manos y nos sentimos confundidos, porque no sabemos si va al lado de nuestro corazón o tan solo está allí para ayudarnos a recolocar otras piezas que andan sueltas y no encuentran su lugar.

Pasa a veces que creemos que alguna son poco importantes o quizás a primera vista puedan parecerlo, pero al igual que son muchas las piezas que componen un cielo azul, todas tienen un valor incalculable, porque si falta tan solo una, las demás no tienen sentido.

El ser humano es soñador por naturaleza, lo que hace que muchas veces pierda el norte real de las cosas, tenemos tantas ilusiones, hacemos tantos planes en base a lo que hemos soñado, que cuando estos fallan o no se cumplen tal y como habíamos esperado, el abatimiento nos inunda, son esos momentos en que nos encontramos con un montón de piezas y no sabemos qué hacer con ellas.

Y es que no siempre depende de nosotros mismos, el conseguir que estos sueños se realicen, y es entonces cuando se mezclan las piezas de otro puzle para formar uno más grande.

Entonces hay un tiempo de desbarajuste total, diferentes paisajes, diferentes momentos que cada cual ha vivido por su lado y que tan solo con mucha paciencia, una gran dosis de comprensión y mucha fuerza de voluntad se pueden ir superando.

Son esas vivencias que a lo largo de todo este tiempo hemos tenido las que nos forman como personas, en las que nuestra personalidad se basa, para que a la hora de reaccionar ante estos momentos de desconcierto, tomemos las decisiones más oportunas.

Y aunque no siempre son las mejores, ni las que nos hacen más felices, tenemos que colocar esas piezas también, encajarlas como mejor podamos dentro de nuestra mente y lo que es más importante dentro de nuestro corazón.

En muchas ocasiones complicamos las cosas más sencillas, pero por suerte las personas tenemos el don de la palabra y cuantas veces desperdiciamos esta gracia y callamos en los momentos en que una sola palabra haría que encajaran cien piezas de golpe. 

Y ¿por qué? Por nuestros miedos, tantos miedos que nos detienen, tantos miedos que nos coartan. Qué pensaran los demás de mí si en este momento encajo esta pieza en mi vida, qué dirán de mí si no hago, precisamente, lo que ellos esperan, etc.

Y hasta ese extremo llegamos a condicionar nuestras vidas, y en la mayoría de casos, nos perdemos lo mejor que nos tiene guardado, las sorpresas que nos depara el destino y que hacen que merezca la pena seguir sin rendirse.

A veces esos trozos que forman nuestro puzle cambian de valor y lo que hasta hace un tiempo era pieza base en nuestra vida, donde giraba todo a su alrededor, por un motivo u otro pasa con el tiempo a un segundo plano.

Podrían ser los amigos que en nuestro camino encontramos y que en su momento son tan importantes y que el tiempo o la distancia hacen que se olviden, aunque no del todo, porque cada una de las personas que a lo largo de nuestra vida conocemos hace que se enriquezca esta.

Inevitablemente algunas dejan un rastro de dolor a su paso y una marca de la herida que causo, que como una pequeña cicatriz, en un principio duele a rabiar, para acabar dejando tan solo una señal que con el tiempo, casi ni la vemos o que solo nos acordamos de ella en contadas ocasiones.

Son surcos de unión entre pedazo y pedazo, necesarios para que todo encaje, porque al igual que no sabríamos distinguir entre penas y alegrías, sino hubiera de las dos cosas para poder comparar, tampoco sabríamos cuando algo es bueno, si no tuviésemos algo de malo. Y es que aunque a veces nos cueste reconocerlo también disfrutamos el doble de un día de sol si el anterior fue triste y lluvioso.

Ya sé que son tópicos, pero cuantas veces en situaciones que nos creemos al límite de nuestras fuerzas, cuando no encontramos la salida, cuando parece que todo nuestro puzle se nos cae encima, porque alguien ha dado un fuerte golpe encima de la mesa y nos ha descolocado todo. Olvidamos que no es así, que de una forma u otra se sale, más o menos dañado, pero mientras se tiene un aliento y un latir en el corazón, el paisaje de nuestra vida seguirá pintándose pieza a pieza. 

Así pues somos un conjunto de características, de recuerdos, de deseos, de frustraciones, de mil cosas que hacen de nosotros la persona que somos. Somos un puzle a medio terminar, un puzle del que vamos perdiendo algunas piezas por el camino y encontrando otras. Siempre a medio hacer, siempre renaciendo.

Las fichas que nos componen son muy variadas y no siempre podemos elegirlas (lo que quiere decir que, otras muchas veces, sí que podemos deshacernos de aquello que no nos gusta, y cambiarlo). Somos nuestros miedos, pero también somos nuestra capacidad de sobreponernos a ellos. Intentamos dejar de ser aquello que olvidamos, echándolo de nuestro lado y de nuestra memoria, pero inevitablemente seguimos siendo parte de lo que éramos cuando lo recordábamos, porque cada experiencia nos marca y como he dicho, todo lo vivido deja cicatrices que no siempre podemos borrar sólo por desearlo.

Somos parte de aquello de lo que nos rodeamos; nuestros amigos, nuestro trabajo, nuestra familia, nuestros amores... hacen marcas en cómo somos y cómo seremos mañana. Son más piezas que nos completan, sin las que no seríamos nosotros mismos.

Somos un puzle en continuo movimiento, con dibujo cambiante pero siempre teniéndonos a nosotros como imagen de fondo en ese paisaje. Y ese puzle -al menos, mi puzle- nunca está terminado, por lo que siempre que nos detengamos a mirarnos en el espejo, siempre que pensemos detenidamente en quiénes somos, en nosotros mismos... nos atacará una sensación de estar incompletos, de que algo nos falta, de que no somos un ente estable y definido. Un pequeño vacío latiendo dentro.

Pero es normal. Son las piezas del puzle que nos están esperando allá, tras la esquina o un poquito más lejos. Porque tiene que haber sitio para ellas, para las nuevas experiencias, las nuevas personas con las que nos cruzaremos y que también tienen que dejar su huella en nosotros. Así que, claro, nunca estamos completos, y cargamos siempre con ese pequeño vacío a nuestra espalda.

Porque sin él, sin ese vacío, no habría hueco para nada más. Para más piezas, más sueños, más amores, más amigos que hoy no conocemos, más experiencias. ¿Quién querría andar por la vida siendo un puzle en el que no cupiera una sola pieza más? Así que ese vacío que a veces nos ahoga... no deja de ser una suerte.



Desearía ser muda

Desearía ser muda
para que entendieras qué significan cada una de mis palabras,
que alentadores pueden ser mis silencios entre tantos gritos.
Quisiera serlo para sentirme forzada a callar,
aunque fueras tú el que me mordiera la lengua.
Me gustaría comunicarme con un simple guiño,
con un suspiro, o con todo lo demás, que hoy, es lo de menos.
Puede que no te des cuenta, la verdad es que a veces sobran las palabras,
y otras veces, éstas se me quedan cortas, pequeñas, diminutas,
o simplemente soy yo que no las encuentro.
Pero es que dime, amor, cómo encuentro otra excusa
para amarte sin letras, sin ese movimiento de labios
pronunciando las palabras justas, que nunca se ajustan a nada,
que nunca te hacen justicia a ti, y mucho menos a lo que me haces sentir.
Quisiera ser muda, para demostrarte que no necesito abrir la boca
una vez abro el corazón.

viernes, 24 de mayo de 2013

Ni táctica ni estrategia




Lo confieso, no entiendo de tácticas ni estrategias, y es que te quería antes de conocerte, antes de verte y de aprenderte. Te quería incluso desaprendiéndote. Incluso antes de oír tu voz y saber que tú eres el puente que une mis sentidos. Y es que no tiene sentido alguno anhelar ser tu pasado, cuando todas las mañanas sueño con esos futuros recuerdos. Que la franqueza no entiende de abismos, pero ellos sí entienden de amor, así que no vamos a medir el vértigo que anida en nuestros pechos, sino que dejaremos que nos haga volar cada vez más alto. Y es que la necesidad no es por ti sino por mí, por mí estando en ti, porque nunca he concebido otra idea de mí que no fuera esa; que no acabara en ti. Así que no necesito pretextos para nada, no necesito tácticas ni estrategias, ni que vengan otros poetas a decirme cuánto es que nos queremos.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Y es que voy a tumbarme en medio de la calle
todas las veces que haga falta
hasta que pronuncies 
mi pronombre favorito,
mi pecado, mi sed,
mi suerte, mi Edén,
y mi religión;
Tú.

viernes, 17 de mayo de 2013

Me voy al norte,
digo, a ti.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Naufragios


He venido a perderme y a parar el tiempo,
a esperarte, y con ello puede que a encontrar algún resto de mí.
A buscar entre esas líneas los naufragios que un día prometimos
sin ser conscientes de que la tormenta éramos nosotros.
Sin darnos cuenta de que la calma la llevábamos en los labios
y los gritos en la piel.

martes, 14 de mayo de 2013

Amor

Él dice que me quiere tanto que si tuviera que decirlo en una frase no habría letras suficientes para tanto amor. Y Amor, es como dice que se llamará el idioma que inventaremos y practicaremos, todos los días, para no olvidarlo.
Iluso, hay cosas que una vez se aprenden son imposibles de olvidar, y no hablo de montar en bici, sino de quererte de este modo que no entiende de idiomas, fronteras, tiempos y quilómetros, que ni siquiera entiende de nosotros.. Así que no quieras tú entender cómo pudimos inventar ya ese idioma antes de conocernos, cómo dominamos a la perfección todos sus matices, sus registros y sus dialectos, y mucho menos, quieras entender cómo es imposible desenamorarnos.

lunes, 13 de mayo de 2013

Tiemblo
y hasta el miedo
me parece bello
a tu lado.

Tú que has logrado
que el vibrar
sea mi sal. Y mi mar.


que de ser yo tal obra,
no he podido tener mejor
maestro, diseñador
o arquitecto.

Tiemblo,
pero cómo no hacerlo?

viernes, 10 de mayo de 2013

Dices que quieres ser un náufrago en mi mar.
Así, sin más, y te quedas tan ancho.
¿Y qué diablos hago yo ahora?
Ahora que los quilómetros me parecen océanos.
Ahora que el mar lo tengo en el cuerpo.
Anuncias que vienes a bucearme,
y yo sólo puedo abrirme,
de piernas y de corazón.

jueves, 9 de mayo de 2013
























Ocho letras me parecen pocas
para significar
tanto.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Confieso

Ahora dudo
- y te confieso -

No sé quién me folla mejor
si tú o la poesía.

Ahora dudo
- y te confieso -

Follarnos es versarnos el cuerpo,
y eso es pura poesía.

martes, 7 de mayo de 2013

Crees que si dormimos muy juntos y abrazados,
podemos caber los dos dentro de un mismo sueño?

domingo, 5 de mayo de 2013

sábado, 4 de mayo de 2013

No se trata de hablar de si
sino desde sí.

viernes, 3 de mayo de 2013



Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca ha sido leal.
Te ofrezco ese meollo de mí mismo que he salvado de alguna manera. 
El corazón central que no comercia con palabras, no trafica con sueños, 
y está intocado por el tiempo, por la alegría, por las adversidades.

J. L. Borges