domingo, 30 de septiembre de 2012

Magnetismo.

Y la diferencia.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Puede que sí
me hayas salvado.
Me gusta que me cuentes cuentos
sobre pájaros que no saben volar..

miércoles, 19 de septiembre de 2012


.allidasep roep uT

martes, 11 de septiembre de 2012

martes, 4 de septiembre de 2012

Shhht..



Siempre odié ese ‘demasiado’; demasiado tarde, demasiado temperamental, demasiado bella, demasiado lejos, demasiado pronto, demasiado rápido, demasiado mal, demasiado cobarde, demasiado impaciente, demasiado puntual, demasiado persuasiva, demasiado... ¿Y ahora? Elige, elige tú. ¿Demasiado qué? Ya no somos. ¿Fuimos? Dudo haberlo sido nunca. Y tus certezas se enredan en mí para ser un zero escondido en un cd lleno de fotos y vídeos. Fuimos. Ese es el miedo de otros, y el que nos persigue a nosotros, como la lluvia en un coche camino a..
La gente suele esperar, muchas veces sin saber el qué o a qué. Ya no lo hago. Lo juro, juro no hacerlo. Aprendí de más, eso sí, no lo hice de menos.
Sabes, por amor al silencio se dicen miserables palabras. Un decir forzoso, forzado, un decir sin salida posible, - no puede escapar -, por amor al silencio, por amor al lenguaje de los cuerpos. Yo hablaba. En mí el lenguaje es siempre un pretexto para el silencio. Me encanta escuchar el silencio. Es mi manera de expresar mi fatiga inexpresable. Debiera invertirse este orden maligno. ¿No crees? Hasta tu estupidez puede permitirte entenderme. Sabes, por primera vez emplear palabras para seducir a quien se quisiera gracias a la meditación del silencio más puro. Siempre he sido yo la silenciosa, -menos en la cama-. O el ‘tiempo’ me ha llevado a serlo. Ya no recuerdo quien era antes, cuando aún.. (M. Malzieu diría aquello de “ahora que siempre es de noche para ti”). Sé que es bueno. He oído tantas palabras intercesoras, tanto las repetí.. ¿Quién elogió a los amantes en detrimento de los amados? Mi orientación más profunda: la orilla del silencio. Palabras intercesoras, señuelo de vocales. Ésta es ahora mi vida: mesurarme, temblar ante cada voz, temblar las palabras apelando a todo lo que de nefasto y de maldito he oído y leído en materia de formas de seducción. En tú materia, sin conocer a ese tu. Sin ni siquiera conocerlo tú, porque no, no me refiero a ti.
Yo quería contar, analizar, relacionar ejemplos, vidas, reflexiones, demostrar que la razón estaba de mi parte, la razón de amar. Le prometía que amándome iba a serle accesible un lugar de justicia perfecta. Esto le decía sin estar yo misma segura, sin saber lo que era e-na-mo-rar-se, habiendo sólo en mí la voluntad de ser amada por él y no por otro. Ya sí, ya se. Es tan difícil hablar de esto. Cuando vi su rostro por primera vez, deseé que fuera de amor al volverse hacia mi rostro. Quise sus ojos despeñándose en los míos. De esos que te atrapan y sin darte cuenta te ves dentro de ellos, y él en los tuyos. De esto quiero hablar de un amor imposible porque no hay amor. Historia de amor sin amor. Me apresuro. Hay amor. Hay amor de la misma manera en que lo hay ahora. No es una historia sin amor. Más bien habría que hablar de, de, de su rostro que se detuvo en un tiempo incontable e intocable, puede que hasta inalcanzable, su rostro, un detenerse tan decisivo, como quien mueve la voz y dice no. Cada sílaba hacía volar. Pero, ese no. Un no, a causa de ese no todo se desencadena. No sé si tiene orden este desorden. Hemos escrito el poema más bello del mundo, la película que dirigiría Medem para terminar su carrera, se acerca.. lo ves? Se va acercando mientras a mí me aleja. Sólo hay una voz lejana, una creencia mágica, absurdidades, espera de cosas mejores y un no.
Bien, transgresión, temblores, y la importancia de un monosílabo.
Ya no puedo recordar la última vez que caminé por el pueblo sola, buscando sombras, contando estrellas y ronquidos. Mi alma caminaba conmigo a pasos lentos y encharcados. Creo que lo volveré hacer pronto. Me lo prometo. (¿Saltarás por la ventana?) Quisiera recorrer esas calles hoy, y que hoy fuera otro día. Quisiera contar despacito, sentada en una esquina, esas estrellas que no existen. Lo haría con tal de no regresar.
Sabes tan bien como yo que el corazón y el cerebro a veces son tan buenos amigos como enemigos.




Vida de paciencia y valor, en la que sólo puede lucharse revestido con una resistente coraza de indiferencia a prueba de necios y envidiosos, en la que no se debe, si no se quiere tropezar en el camino, abandonar ni un solo instante el amor propio, que sirve de bastón de apoyo; vida encantadora y terrible, que tiene sus victorias y sus mártires, y en la que no debe penetrarse más que cuando se está dispuesto a padecer la implacable ley del vae victus.

Después.


Y recuerdo en mi piel la enfermedad de las horas inciertas..

lunes, 3 de septiembre de 2012

Quien alguna vez supo mirar una tormenta, conoce nuestra historia.

Entre nosotros.

No hay metro.
8 km cuesta abajo.
Abro el móvil, te miro.
Quisiera escribirte..