sábado, 7 de marzo de 2009

(te) echo de menos


Con los quince años recien cumplidos y los bolsillos llenos de canciones, abandoné el típico tópico de la pandilla (que hoy en día se ha vuelto más difusa que la niebla). Aprendí a amar de puntillar, a sonreír por estar viva (cuando antes necesitaba una razón de peso) y escuchar. Aprendí a querernos un poco más, a odiarnos un poco menos (siempre se aprendre más de una caricia que de un tortazo). Y la ciudad cambiando de color, como en las estaciones.
Aún así sigo buscando el norte en cualquier salón de fiesta. Entender que hay cosas que no estan escritas, a veces me cuesta tanto escribir lo que siento o quiero decir, y hay cosas que no merecen quedar plasmadas sobre el papel.
Encontrar a un chico interesante en un supermercado y luego darte cuenta de que era el Principito. Little.
Descubrir el azul, los días perfectos. Ser la mitad de algo.
(de algo infranqueable).
Encontrar un lunar (y miles de pecas).
Los mensajes de los jueves, los mensajes cifrados, las miradas que dicen lo que callas (amar en el odio). Que te escriban canciones.
Que te digan piropos como el de ‘eres una chica sorprendente’.

Buscar las situaciones más espectaculares vividas y darte cuenta de que todo es tan surreal..
Qué lejos quedan los campamentos.
Una chica hecha de lluvia. (todas esas cosas que no se dicen, que se vuelven vértigo)

Descubrir la luna en cada farola.
Unos ojos verdes descubriendo el mar (y las olas) (me encanta cuando sube la marea).

Los dieciseis llegaron con arena en los zapatos, y prometiendo ver amanecer. Con fiestas de verano. Y cucañas. (Me encanta el juego del huevo.)
Luego aparecieron las camisetas de rallas, la revolución de las capuchas, las cosas sinsentido como sostener la carpeta con la cabeza.
Abrazos que se vuelven de color amarillo. Y perdernos entre tanta baldosa. Admirar lo pequeño. Quince sugus, porque siempre sobran los motivos.
Viajes que nos hacen un poco más grandes, en los que otros se visten de nosotros y la sonrisa nos come la cara, Italia, Alemania, love, love, love, Madrid, Soria, etc. Saltar muy alto, para demostrar lo valientes que somos, e intentar no caer muy bajo. Intentar detener el tiempo.. (Perdí cientos de horas en buscar un lugar donde tocar el suelo y encontré dos mil palabras que guardar).
Darme cuenta del papel que juega el azar en mi vida. Y que a veces todo me escuece demasiado. Que los finales frenéticos no son santo de mi deboción.
Y así intentaré acabar cualquier cosa diciendo(te) que eres el poeta con los ojos de leche.. Porqué nunca, nunca, me atrevería a decirte adiós.

9 comentarios:

La sonrisa de Hiperion dijo...

"Unos ojos verdes descubriendo el mar (y las olas) (me encanta cuando sube la marea)."


Uno no sabe lo mucho que necesitas a ciertas personas, hasta que no les faltan...
Saludos!

aapayés dijo...

Exquisito post nos entregas hoy, la vida el desarrollo la entrega al amor , a encontrarnos en ello, la vida pasada y sobre todo el amor encontrado..

muy bello

te dejo mis saludos fraternos con mucho cariño y respeto..

un abrazo

Anton dijo...

"...darse cuenta de que todo es tan surreal..."
Y es que la vida esta llena de sinsentidos varios, con dosis extras de locura infinita y sentimientos contradictorios.

Muuuuuaaaaaa

galmar dijo...

He leído varias de tus entradas, y me encantan, toooodas :)
aprender y descubrir son dos GraNdes verbos, a la luz de la lunafarola o del soldelamirada.
Felicidades... voy en busca de un lunar :) alumbrada por farolas je je je.
Y el texto que tienes a la derecha... es genial!!!

Diang Lugo dijo...

Entré por simple curiosidad como la mayoría de los que ahora formamos parte de la comunidad blogger...

A decir verdad me encantó tu escritura.

Es muy limpia y hermosa...


Sin duda alguna, prometo volver...

Ego dijo...

Con quince años, Madrid y yo nos entendíamos. Aunque yo no tenía claro de qué color eran los ojos que más amaba.
Ahora vivo desarrollando letras y escenificando videoclips.
Te doy mi más sincera enhorabuena.
Un (b)eso

Lena yau dijo...

Lo que escuece,

enriquece...

Siempre ´más allá del demasiado...

Te dejo besos.

gualizoe dijo...

... los mensajes cifrados, las miradas que dicen lo que callas (amar en el odio). Que te escriban canciones.
Que te digan piropos como el de ‘eres una chica sorprendente’...


A veces decir "te echo de menos" es exagerar demasiado poco.

Gabiprog dijo...

El azar empuja, apoya o bofetea, pero sin voluntad el destino simula excesivamente una ruleta rusa, aunque de eso, nos damos cuenta demasiado tarde...