viernes, 5 de abril de 2013

 A ti,

que nunca te encontraste.

 

Por algo te elegí
casi sin darme cuenta.
Eras como Peter Pan,
huyendo de ese mundo,
un mundo de elecciones
que nunca eran las nuestras.

No queríamos crecer,
ni sentir ese dolor
de llorar en vano, ya sabes,
como quien pierde a las canicas.

Quería quedarme en mis cuentos,
saltando charcos y cielos,
jugando a la rayuela y a la pita.
Quería que tú fueras
siempre mi escondite.
Luchar contra piratas,
librar esas batallas,
esconder y encontrar tesoros,
salvar a la princesa,
contar historias increíbles,
jugar a los indios,
nadar entre sirenas,
inventar canciones,
y vivir en un árbol..

No quería convertirme en ellos,
adultos incapaces de sonreír sin más,
vacios de inocencia y de magia,
guardianes de sus propias prisiones;
Siempre cerrando ventanas.

Qué sabrán ellos de volar;
Una pizca de polvo de hadas
Y un pensamiento feliz.

Qué sabrán ellos,
que no te han conocido,
lo que es rozar el cielo
y remar entre sus nubes..

Yo quería quedarme contigo
y con Peter.
Y ahora los años me pasan
como al cocodrilo;
Intermitentemente.
Y de ese mismo modo
te echo de menos.

Tú eras el niño perdido
más triste de Nunca Jamás,
me di cuenta el primer día que te vi.
Yo no soy más que la chica
del camisón. Pero ahora no lo llevo,
ni voy a coserte la sombra,
aunque puede que sí la sonrisa,
ya sabes, si me dejas,
si regresas.

3 comentarios:

Alba dijo...

Tu mundo me gusta, tu sensibilidad me desarma....te sigo leyendo.

Anónimo dijo...

Esa gente que eran niños perdidos, siempre lo son.

No lo has perdido.

Laura.

Sílvia dijo...

Alba,
muchas gracias!! Me alegra que te guste :)



Laura,
Tú crees que siempre lo son?
No estoy demasiado segura..
Gracias por tu comentario :):)