lunes, 4 de marzo de 2013

Volver

Árboles que deboran tu ego,
que cubren todos tus sueños,
que te devuelven al suelo.

Sombras que estremecen un ayer,
que atormentan tus pasos,
que te hacen caer.

Un bosque que te apresa,
hiedras que trepan tu alma,
y la inmensidad a la espera.

Senderos que no son de nadie,
que no te llevan ni traen
como migas de pan al aire.

Estás perdido en la profundidad,
no sabes donde escapar,
te alcanza al fin la oscuridad.

Triste y bello el aullido de tu corazón
que busca un haz de luz
a la que dirigir su razón.

Prisionero de tu afer.
Debí advertirte que mi piel
no es un buen atajo para volver.

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