jueves, 28 de octubre de 2010

Recordando..

El quince de febrero recibí una carta diferente, la escribía una chica que se llamaba Marta, vivía en el séptimo derecha de la calle Princesa, Madrid. Y me decía que su manera de querer no era buena. Decía muchas más cosas, como que aquella noche las estrellas parecían estar más lejos que de costumbre y que del frío tenía los labios cortados. Marta me pareció una chica muy simpatica y además escribía cosas muy bonitas. Así que le contesté diciendo que a mí, las estrellas me parecían igual de inalcanzables siempre y que todas las formas de querer eran buenas, porqué lo importante, al fin y al cabo, era eso: querer. Le expliqué que vivía solo, y que recibir una carta de una chica tan simpática era muy agradable. No tardó en contestarme la siguiente, la verdad es que también era muy atenta. Pasaron los meses y Marta no dejó de escribirme cartas. Solíamos escribirnos todas las semanas. Nunca decían nada relevante y por eso eran tan especiales. Me contaba cómo le había ido el día, que el rojo era su color favorito o que al pasar por la floristería, le vino olor a tierra mojada y había decidido ir por allí todas las mañanas. Marta era una chica muy bonita, estaba enamorada del silencio. El tres de Junio la llamé por teléfono:
-Hola Marta, ¿hablamos?
Me contestó:
-Se te va a rajar el corazón, por enamorarte de nuestro amor de folletín.
Yo no la entendí muy bien, peor me hizo bastante gracia.
-¿Cómo dices?
Ya había colgado.
Las cartas de Marta ocupaban siempre la cara de un folio, me escribía siempre en folios azules perfumados. Y adornaba los bordes con florecillas de color amarillo. Me divertía mucho leyéndolas, porque me parecían muy graciosas las historias que le ocurrían. Un día me contó como paseando por el parque se había sentado en el balacín y un niño se había puesto enfrente para jugar, pero ella no se movía, sólo pensaba que el cielo estaba demasiado azul y que era un error no pararse a mirarlo. Marta era una chica muy observadora, estaba enamorada de los gestos que se esconden. El 23 de Julio quise enviarle unas flores. La llamé para preguntarle, porque no quería ser impertinente:
-Hola Marta, ¿quieres que te envíe unas flores?
Me dijo:
-Soy sólo mentira y tú, tú eres una máquina de inventar ideales.
No la entendí demasiado bien, así que volví a preguntarle:
-¿Quieres que te envíe flores?
Había colgado.
Los sobres que Marta utilizaba para mandarme las cartas, también eran azules. A Marta le gustaba tanto el cielo, que todo lo relacionaba con él. A mí también me gustaba así que nunca le había escrito para pedirle que me enviara sobres de otro color. Marta era una chica muy dulce, estaba enamorada de los ratos de después. El 6 de agosto le dije que nos podríamos ir a vivir juntos.
-Hola Marta, ¿quieres que nos vayamos a vivir juntos?
Me contestó:
-Vas a tener que buscar motivos que nos dejen solos y vomitarlos todos, de golpe, sin contemplaciones.
-¿Cómo dices?
Había vuelto a colgar.
Realmente me estaba dando cuenta de que a Marta no le gustaba demasiado hablar por teléfono. Marta siempre escribía con pilot negro. Y a veces me parecía sentir como acariciaba el papel. Su letra se inclinaba hacia la derecha y estaba perfectamente dibujada, los renglones eran rectos y nunca escribía hasta el borde del papel. La letra de Marta era casi tan bonita como ella. Y cuando la mirabas fijamente parecía que estaba intentando hacer música, como notas de un pentagrama. Marta era una chica muy delicada, estaba enamorada de los amaneceres largos. El 30 de setiembre le dijo que podríamos hacer el amor para vernos juntos.
-Hola Marta, ¿quieres que hagamos el amor?
Me contestó:
-No soy mejor que nadie, acaricio mi herida a diario, y las distancias las mido juntas.
Esta vez creí entender algo, después de unos segundos y le contesté:
-Si miras las distancias a oscuras, igual esto es una buena forma de esperar.
La escuché respirar muy hondo, tartamudeó un poco, creí entender que quería decirme algo así que esperé. Esperé casi cinco minutos, nuestro silencio se encendió en el ambiente, con un ambiento. Aún así, fuí feliz, porque Marta me había respirado a doscientos quilómetros de distancia.


http://es.youtube.com/watch?v=_K-3Einuuyc&feature=channel_page

3 comentarios:

Laura Drop R. dijo...

Que cosa más preciosa :)

.A dijo...

dijo demasiadas cosas.. y el dia que las llegue a comprender.. ya se habia ido..

Euforia dijo...

Me ha encantado :) Marta es misteriosa y fantástica, una chica diferente. Me ha parecido muy mágico que hayan empezado una relación por carta, una relación extraña pero llena de sensaciones.

¿Continuará? :)
Un beso enorme!