martes, 9 de marzo de 2010

(Tu no eres sin mi, yo solo soy contigo)

Será por este manto blanco que cubre la ciudad o por la melancolía que se ha instalado en mi, o hasta puede que la morriña empiece a aparecer, que no deja de llover.
Y todas las noches vuelves a mí, tú y nuestros recuerdos hechos de azufre y miel. Y la cajita de polvo de hadas que te regalé, guardada en otro lugar.. porque ahora ya no hay que volar. O la caja de Nesquik y los animales (entre ellos unos pingüinos, claro). Tu cuaderno hecho trizas a base de garabatos y frases sin sentido, como a ti te gusta, cosas que siempre te quedaban por decirme. "Nuestra historia de amor es mi diario de dos" y escribirte en el cuando te tenía lejos y luego dártelo, si no me olvidaba.
Metí todas las cosas en esa caja verde, sí esa que me regalaste; un caballo lleno de ojos, ya sabes lo mucho que me gusta dibujar ojos, el postit que me regalaste con ese caballo (y el "te amo" final), seis polaroids, una de ellas en el mejor atardecer que he visto, el diario, un álbum vacio que hace poco llene con nuestras fotos, fotos que no tiene lugar en el álbum, una piruleta con forma de corazón gigante y su envoltorio, una caja de madera con una estrella en el centro, un pañuelo rojo, un anillo, varios peluches, unas flores marchitas, un despertador que dejó de sonar, una luz que se fundió, un libro lleno de poemas, unas cartas escritas a mano, muchos correos...
Y ya no me cabían más cosas, por eso ahora estoy llenando la caja metálica que también me regalaste, en ella sigue el escrito que me hiciste en el momento de dármela, metí también tus fotos de pequeño, un par de gafas que me diste, a una le falta una pata, un collar, una chapa que encontré una vez, y unos caramelos de café.
Ahora intento meter un montón de recuerdos que no dejan de escaparse para volver a mí, y pretendo que deje de llover.. pero sobretodo no volver, que nada te me devuelva.. Que las polaridades se marchen esta vez, que no quiero.. no quiero.. no quiero..
Aunque hasta el hecho de que ahora sea temporada de los calçots, me recuerde a el día en que te explicaba qué eran.. y una simpleza se apodere del momento.
Aunque recuerde mis noches escribiéndote en la ciudad del frío y escuchando a Quique. Las veces que me perdí y lo perdida que me siento ahora. No quiero, no quiero, y lo que más miedo me da es que eres la única persona capaz de saber como sentir todo lo que siento, la única persona que ya lo ha vivido, y que me ha conocido en mis seis sentidos.
Devuélveme al día catorce en que te conocí.. o al veinte en que me sentencié...

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