martes, 24 de febrero de 2009

(Como besos que firman su despido..)


Juraste no hacerlo. Pero si no juras en voz alta no sirve. Capaz.
Por ello se vacían todos los parques al llegar la noche, cuando las cosquillas suenan más fuertes. Por ello la blancura de los párpados es nívea, y las sonrisas nunca llegan a ser forzadas, y el infinito se reduce a nada. Por ello las mañanas me rozan tras la persiana, y el horizonte se llena de nubes y peces. Por ello tampoco se si es bonito que te compren una estrella o que pongan a tu nombre todas las olas del mar. Por ello el fotógrafo vuelve dos veces al lugar del crimen. Y por ello yo vuelvo de vez en cuando al lugar al que no iba cuando debía, por culpa, por egoísmo o por gilipollas.
Por la niebla y por los fenómenos que se disipan te sientes así. I no puedes evitarlo. Por ello yo tampoco te conozco cuando dices ‘que felices que caras más tristes’. Ya no me convences, ya no vienes, me abrazas y.. me hablas de los dos. Equilibrio. Por ello a veces necesito una conversación sensata y que se salga de cualquier límite pactado. Y un café que no acabe entre sábanas en la cama (o en la playa).
Por ello también los círculos nos encierran demasiado juntos. Por ello es que las historias siempre se rodeen de casualidades. Por ellos, nos sobran los motivos.
Me sobran los motivos para conocer al soldadito de plomo, para viajar en avión de papel, para que las carcajadas me caigan a borbotones y la sonrisa se me coma la cama. Para intoxicarme de primavera. Por eso espero.
Espero algún detalle, alguna señal. Serendipity en estado puro. Como siempre. Como buena chica Amelie. Siempre me gustó el pronombre vos, porqué detrás esconde vos(otros).
Aún así a veces todo parece juntarse y te conviertes en la chica de los huesos de cristal, aquella capaz de descomponerse en gotas que discurren por mejillas y barras de bar, en un espejo fragmentado, en trozos, en miles de trozos y gotas. Without without without.
Mientras, tejo un plan, una idea, un sueño…como todo el mundo supongo, pienso en lo que haré, en lo que seré, en lo que me servirá para crecer y creer y lo que no. Pienso en la vida que llevaré cuando alcance el horizonte y el azul me atrape. La vida que viviré cuando esté al otro lado y las fronteras no mientas ni sean excusas. ¿Quién te dice que en el horizonte no está el mar?
(Por ello las mañanas me rozan tras la persiana, y el horizonte se llena de nubes y peces…)

2 comentarios:

Anton dijo...

...Pienso en lo que haré, en lo que seré...

Para mi, el carpe diem, es un imposible. Y no puedo evitar pensar en lo que vendrá o en lo que dejará de venir. No puedo vivir el presente al completo, si no me puedo olvidar del futuro.

Muuuuaaaaa hamham

Favio dijo...

me encanta esa imagen!!

y no se vuelve por egoismo, ni los cafés acaban entre sábanas de cama o en la playa (a veces acaban en un parque solitario o en el baño de algún bar :P )
porque todo tiene una razón y nunca nadie llega ni tarde ni temprano..

un abrazo :)