Escupes letras hechas cristales transparentes
y yo que conozco cada pliegue de tu lengua
me hallo en este combate de cíclopes valientes
cubierta de palabras que talan mi tregua.
Empezamos a enredarnos hasta oirnos silbar
y nuestros labios se vuelven víboras audaces,
mordiscos que aventuran que no se va a solucionar,
que en esta guerra de dientes y lastres
ya no hay que atacar.
Escupes sonidos de un pasado hecho olvido
y viertes en mi silencio el bálsamo de tu frío.
Deboras mi boca buscándole un sentido
mientras evocas en mí todo tu vacío.
Empezamos a repartir vida y saliva,
y siento que nada más me puede caber.
Estoy hambrienta en esta batalla cautiva
que no empieza mañana ni terminó ayer.
Escupes, escupes y segregas amor,
y ahora tú, valiente, no puedes tragar,
quién demuestra ser el mejor postor,
quién devuelve ahora el dolor de amar.
Empezamos a rendirnos, frente a nuestros dientes,
nuestras lenguas y nuestro fuego de Tifón.
Y cuando lo insalvable ya no estaba en nuestras mentes
apareció misterioso un cruel perdón;
"Debimos empezar por el final,
porque nuestros labios
solo están para besar."
4 comentarios:
perfecto
"quién demuestra ser el mejor postor,
quién devuelve ahora el dolor de amar."
Genial.
Te entiendo perfectamente.
A veces hay sentimientos contradictorios, a veces hay sentimientos egoístas.
Lo peor es no saber pedir perdón
Me ha gustado mucho tu poema. No se lee poesía "amateur" todos los días-y buena.
Hay historias que son muy complicadas, sin saber bien porque cuesta mucho entenderse, y el dolor acaba por pesar demasiado!
Me encanta tu blog!!
Un saludo :)
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