Habían algunos edificios, eran altos y podían caminar. Entonces, habían unos vampiros y uno de estos vampiros mordió al edificio más alto y sus colmillos se rompieron. Y luego sus otros dientes se rompieron. Luego empezó a llorar. Después todos los otros vampiros le preguntaron por qué lloraba. "Esos eran tus dientes de bebé?". l respondió, "No, esos eran mis dientes de adulto". Los vampiros sabían que él ya no podía ser un vampiro. Así que lo abandonaron. Fin.
Hemos descubierto donde viven los monstruos, y para darles un respiro, nos vamos a Madrid.
5 comentarios:
Buen viaje a Madrid...
Saludos y un abrazo.
Los mounstros?
Bajo la cama.
Respira mucho la capital, Besiños :)
Adoro los vampiros, ojala conociera a alguno.
interesante cuento pinta para pelicula de terror
Una historia con un deje cómico pero que oculta algo muy profundo :) Pásalo bien en Madrid, aunque, cuidado, allí también hay monstruos.
Un beso enorme :)
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