lunes, 6 de febrero de 2012

Amapola, lindísima amapola..

Ellos piensan que soy agua y que jamás podré ser tierra, como mucho algún día llegaría a ser tierra mojada. Se ríen. Lo dicen porque creen que no voy a parar quieta en ningún lugar y que todo a mi alrededor se mueve a tal velocidad que cuesta hasta crear recuerdos que parezcan reales. Entonces me hablan se Sigur Rós, de películas substituladas con finales drámaticos, de mis lágrimas que son más agua, y de esa manía de desaparecer sin avisar.

Los miro sin decir nada, prefiero esperar a que suelten hasta la última espina, aunque me las claven a mí. Vuelven a reír. Entonces me dicen, con pena, que nadie comprende a la gente que siente tan radicalmente la luna llena, a los que compran flores para la habitación y acaban regalándolas a desconocidos, a los que lloran con cualquier muestra de arte, un video de danza, unas fotografías de McCurry, una cinta de un amigo tocando el piano, o un poema desconocido..

Se aproxima el final con un; Todo el mundo teme a esa gente, por eso nadie llegará a seguir para siempre tu corriente, pero, aunque parezca contradictorio, eso es lo más espectacular.

Les sonrío y empiezo a cantarles. Amapola, lindísima amapola, no seas tan ingrata, quiéreme.. Mientras pienso que soy tierra..