sábado, 30 de abril de 2011

Lanzar palabras desde una azotea, por si acaso alguna aprende a volar...

http://www.youtube.com/watch?v=_s1tg4Rachw&feature=related

De nada sirve decir las cosas más altas para sentirlas más cerca.
El alzehimer comiéndose a mordiscos los recuerdos y merendando olvido de amor sin espinas.
El gran Andrés Suárez.



A veces necesitamos un precipicio inesperado delante de nuestros ojos para darnos cuenta de lo que son realmente los problemas, para ver que, por naturalidad imbécil humana, obligamos a hacer caer lágrimas buscando motivos que no existen. Para ver que a menudo nos cargamos aquello que nos hace felices sin verlo, que las cosas no pierden mágia por sí solas y que el tiempo no es siempre un enemigo, sino que somos nosotros mismos quien decide seguir con la mágia o dejarla un dia cualquiera, intentándonos convencer de que se ha ido sola y no hay nada que hacer para recuperarla.

A veces necesitamos este precipicio por darnos cuenta de los mil errores cometidos y para valorar aquello que de repente un día, así como el precipicio, puede aparecer o desaparecer. A veces necesitamos todo esto para que con sólo abrir los ojos, ver la realidad e imaginar, se nos pongan los pelos de punta y se nos humedezcan los ojos al darnos cuenta de lo que tenemos y al imaginar lo minúsculos e insignificantes que seríamos sin ello.
Y después de todo esto, aun con los pelos de punta, esto nos sirve para agradecerlo todo con una sonrisa y con lágrimas resbalando mejilla abajo, con sabor agridulce. Como la vida misma, agridulce.

2 comentarios:

Palabras a tiempo dijo...

Es precioso lo que has escrito, bonita.
Aunque el primer párrafo es tuyo,verdad?
Andrés Suárez, es grande, como tú dices. Y como diría otro grande (Marwan) rompe todas nuestras costuras al escucharlo.
Son los cantautores los que logran romper el alma a cualquiera.
Un besito.

Michelle Durán dijo...

AGREGAR ALGO , SERÍA ECHARLO A PERDER, EXCELENTE POST .